El psicólogo Robert Yerkes pudo comprobar que los chimpancés recuerdan con facilidad a otros individuos que han sido significativos en sus vidas, como por ejemplo cuidadores o personas que los han atendido en una enfermedad. Wolfgang Kholer y Jane Goodall cuentan varias anécdotas en las que por alguna razón un chimpancé regresó a su grupo de origen y este fue recibido con abrazos y gran entusiasmo por el grupo. También recuerdan muy bien quién les ha tratado mal o quién les ha hecho daño en el pasado.
La memoria también permite a los animales crear un mapa mental de los lugares que son importantes para su alimentación y reproducción. En un experimento llevado a cabo por Emil Menzel, se les enseñaba a un grupo de chimpancés 18 piezas de comida que posteriormente eran escondidas ante sus ojos. Los resultados fueron espectaculares, ya que los chimpancés eran capaces de recordar la localización de la totalidad de ellas.
Pero los chimpancés no sólo recuerdan datos de su entorno, sino que retienen la información por largos periodos de tiempo. A uno de los chimpancés de los experimentos de Kohler, le permitieron ver cómo se enterraban varias piezas de fruta en la arena. Cuarenta y ocho horas después le dejaron salir de la jaula y corrió directamente hacia el escondite de todas ellas.
Para los psicólogos, uno de los tipos de memoria propuestos como esencialmente humana es la memoria episódica, que consiste en la capacidad de recordar acontecimientos personales de nuestro pasado para extraer información relevante para el futuro. Se trata de la recolección consciente de experiencias previas, eventos, situaciones, etc.
Nicola Clayton ha diseñado unos experimentos muy ingeniosos que muestran que en el comportamiento de los arrendajos azules existen indicios de memoria episódica, ya que toman decisiones sobre qué esconder, teniendo en cuenta lo perecedero que es el alimento. Estos pájaros suelen repartir comida en multitud de escondites para el invierno cuando viven en libertad. En una serie de entrenamientos previos en condiciones de laboratorio, aprendieron que los gusanos se degradan con el tiempo y se vuelven incomibles. Lo asombroso es que cuando posteriormente se les provee de gusanos y cacahuetes, su preferencia suelen ser los primeros, a no ser que haya pasado un tiempo y, entonces, teniendo en cuenta su experiencia previa, cambian de elección y van directos a por los frutos secos. Según Clayton, es la primera vez que observamos a otro animal que no sea humano recordar el contexto social de un evento y ajustar su comportamiento a esa posibilidad futura.
En otro experimento, se observó el comportamiento de estos mismos pájaros cuando ocultan comida que es susceptible de ser robada por otros pájaros que están observando. Esta vez, podían escoger bien un tipo de comida que hace mucho ruido al extraerla de los comederos o bien otra más silenciosa de manipular. Los arrendajos que habían sido víctima de robos o que estaban en presencia de compañeros fueron mucho más cautos a la hora de hacer los escondites que cuando estaban solos. Es decir, usaron de nuevo esta información del pasado en sus acciones futuras.
Aunque hay gran controversia sobre las conclusiones de estos experimentos, al menos existen indicios que animan a seguir buscando esta capacidad en otros animales, ya que la memoria episódica es de tal importancia que permite “viajar atrás en el tiempo” hacia acontecimientos personales y emular mentalmente de nuevo lo que ha pasado hace minutos e incluso años, lo cual facilita aprender de la experiencia, aún en los casos en los que ha pasado mucho tiempo después del suceso.
http://www.youtube.com/watch?v=mmpUoGKyyto&feature=player_embedded
No hay comentarios:
Publicar un comentario