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"Todo lo que sabemos, lo sabemos entre todos".
Campesino analfabeto andaluz

viernes, 26 de noviembre de 2010

‎"Mientras no pensamos en nada, nuestro cerebro inconsciente se encarga de llevar a cabo tareas trascendentales"

revista Redes para la Ciencia: editorial número 9

Destacado:
Mientras no pensamos en nada, nuestro cerebro inconsciente se encarga de llevar a cabo tareas trascendentales.
Animo a mis lectores a que se pongan cómodos y se preparen para desocupar su mente y disfrutar del conocimiento.
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Descargar el editorial del número 9 de la revista Redes para la Ciencia, escrito por Eduard Punset.


jueves, 25 de noviembre de 2010

UN CAFECITO EN EL CUARTITO DE LAS CHICAS????

EL CAMAROTE DE LOS HERMANOS MARX

TODO LO QUE SABEMOS, LO SABEMOS ENTRE TODOS

  • En la tarde de ese “otoño” habanero del 22 de octubre pasado, el investigador colombiano Jesús Martín-Barbero sostenía en el Instituto Internacional de Periodismo José Martí un encuentro con periodistas, estudiantes, profesores y cuantos al aviso de su presencia se congregaron allí. El XIII Encuentro de FELAFACS ofrecía la oportunidad.  Lo próximo y lo lejano confirmaron ese cambio de sensibilidad que hoy nos trastorna… y nos impone desafíos.
Una mutación de percepción, de lenguajes y de escrituras


Jesús Martín Barbero en La Habana, Cuba

Hace como dos años y medio tuve una conversación toda una mañana con el equipo de periodistas de El Comercio de Lima, y aquella experiencia me dejó muy tocado. Fue muy linda porque había tres generaciones y la conversación larga con diseñadores, con periodistas internacionales, caricaturistas, con gente del periodismo deportivo y político, me dejó realmente una marca: Hoy día en el mundo es indudable que el periodismo escrito, de papel y en buena parte el radial y televisivo, está sufriendo una crisis de públicos, que los que hacen el periodismo se la atribuyen a esas maldades que son las malas hadas tecnológicas, que han venido a robarles el público al viejo y sabio periodismo.
Me pasé un buen rato diciéndoles que no, que la crisis del periodismo no se resuelve metiéndole nuevas tecnologías, que es una crisis del lenguaje, de los modos de comunicación, del periodismo con sus públicos, porque hay otros públicos, hay otros lenguajes, otras escrituras y el asunto no es tecnológico.
No nos engañemos. Contamos hoy con lo que uno de los grandes teóricos del marxismo, Walter Benjamín (este alemán que murió en la frontera de Francia con España intentando escapar de los nazis, y que emprendió una reflexión que en su época, primeros años del siglo XX,  ilumina lo que estamos viviendo) llamó –y utilizó una palabra griega– un cambio de sensorium, un cambio de la sensibilidad colectiva, de los modos de percibir el espacio, el tiempo, lo próximo, lo lejano; lo viejo, lo nuevo, que yo relaciono mucho con la idea que tuvo Gramsci de la crisis. Éste entendía una crisis como un momento en el que algo clave, decisivo, estaba muriendo y lo nuevo no acababa de nacer, no tenía forma todavía. Creo que es una espléndida caracterización de la crisis. Algo está claramente perdiendo su vigencia, sus valores, su autoridad, pero lo nuevo no está claro, no sabemos, no tiene figura, como tenía lo viejo
En ese sentido yo planteo lo que este cambio de sensibilidad ha encontrado en la tecnología, algo visto por Walter Benjamín. Él encuentra que la nueva sensibilidad era entonces la aparición de unas masas urbanas para las cuales ya no había barreras. O sea, la historia era una historia de unas minorías que habían sido dueñas de todo, y ahora esas nuevas masas urbanas que se hacían visibles en las grandes avenidas de París en el siglo XIX se sentían con derecho a todo lo que había sido cooptado por unas minorías a lo largo de la historia.
Este crecimiento del sentido de lo igual en el mundo que habla Walter Benjamín, encuentra ahora una pequeña figura en esta riqueza, que hace posible Internet; pero es una figura, no es la tecnología. Es la posibilidad de que lo mejor que ha producido el ser humano en todos los ámbitos deje de ser de unos pocos, deje de ser de los que saben escribir, deje de ser de los que saben pintar…para ser un derecho de todos. Evidentemente es una revolución, es una mutación de sensibilidad y es una mutación de percepción, y por tanto de lenguajes y de escrituras. Entonces, de alguna manera lo que yo les planteé a mis amigos peruanos, y debatimos seriamente, es que donde está el cambio es en la sensibilidad de la gente, es en la sociedad, no es en la tecnología. Walter Benjamín dijo no, la tecnología salió al camino de lo que estaba solicitando la gente. El cine es la otra cara del paseante de la gran avenida.
La nueva sensibilidad es lo que le pasa al caminante en la nueva gran avenida

Cómo es ese cambio, me peguntaban esta mañana. Walter Benjamín lo explicó así: el viejo arte era el arte de lo uno, un solo tema, un solo punto de vista, la famosa perspectiva renacentista; ni siquiera era la imagen de quien tiene dos ojos, ni siquiera de quien tiene uno; era el arte de la unificación y de la contemplación. Este arte se veía en museos que eran como templos: el aura del arte. Entonces uno miraba y cerraba los ojos y era cuando cerraba los ojos cuando comprendía el sentido de aquella obra. Benjamín decía que estaban en el mundo platónico todavía donde había que cerrarlos ojos para ver la verdad, porque habitaban otro que no era el terrenal, el topos urano, donde habitaban las ideas, las formas perfectas de las cosas. Frente a eso, Benjamín describe que la clave de la nueva sensibilidad es lo que le pasa al caminante en la nueva gran avenida, que es que no puede cerrar los ojos, que si sale así pisaría a todo el mundo y todo el mundo le pisaría a él.
Entonces si uno está en una gran muchedumbre lo que le quedan son montones de imágenes, de fragmentos de imágenes. El primer dispositivo del arte que es la unidad se rompe ahora en una pluralidad de imágenes. La otra cara de este dispositivo es el cine, es el montaje, la nueva manera de expresar lo que siente el ciudadano en la avenida grande de una ciudad donde es un ser que está solo en medio de la muchedumbre. Benjamin dice que antes para estar solo había que huir de la ciudad, a los montes, los ermitaños se escondían en las cuevas. Ahora no; uno se encuentra solo en medio de la ciudad. Esto es ser moderno, asumir que ahora hay un modo de estar solo que no es estar lejos de la gente, sino en medio de la muchedumbre. Esta es la nueva experiencia, y esto es lo que el cine fue capaz realmente de convertir en un lenguaje para expresar la nueva sensibilidad de aquella época.
Planteo es que si las nuevas tecnologías importan no es en términos instrumentales, es en términos de esta nueva sensibilidad que inventa sus propios lenguajes. Necesita sus propios lenguajes. Margaret Mead, la más importante de los antropólogos de Estados Unidos, escribió ya teniendo más de 70 años, que la experiencia de las nuevas generaciones no cabe en la experiencia lineal de la palabra impresa. ¡Una antropóloga, no una sicóloga! La experiencia de los jóvenes necesita otro tipo de lenguajes: el hipertexto, donde culturas sonoras, culturas visuales, culturas gestuales, tonos, ritmos, acentos, cuentan tanto como la gramática y la sintaxis. Y esto es muy duro para los de nuestra generación.

Las nuevas tecnologías nos permiten pensar en lo que instauran en la relación social
Yo contaba el otro día, que unos de los grandes filósofos que ha entendido lo que está pasando, el vasco Javier Echevarría, ha dicho que las nuevas tecnologías nos permiten pensar, no lo que ellas hacen, no en términos de lo que producen las nuevas tecnologías en sí, sino de lo que instauran en la relación social, ese tipo de sensorium. Yo estuve en París en un gran encuentro en el que los franceses, presididos por Chiraq, hace 7 ú 8 años, intentaron aglutinar a los filósofos de habla francesa, portuguesa, española, e italiana, para pelear contra este imperialismo inglés. Yo lo dije con toda sencillez. La orientación que tenían los franceses me pareció bastante simplista y no responde a la complejidad de lo que significa el inglés hoy. Pero de hecho, allí por ejemplo escuche a Javier decir: miren no se engañen, el futuro de nuestro idioma está en manos de los ingenieros, los informáticos y los poetas
Lo que viene es oralidad escrita
El futuro de ninguna manera está en manos de las academias de la lengua. Lo que viene es algo que es oralidad escrita, ya lo tenemos, en el chat y sobre todo en los mensajes de teléfonos celulares. Claramente es una oralidad escrita, y esto para los que vivimos de la escritura es una herejía terrible, esto que me pongan “que” simplemente con una “k”. Es una blasfemia. Si fuera en la Edad Media los quemarían en una hoguera por profanar la sagrada regla de la gramática, escritura y de la fonética. Estamos en una época en la que no pocos desearían reinventar las hogueras, pero ¡son tantos los herejes! Pero como dije, también de la mano de Walter Benjamín, yo soy uno de los seres humanos que no oculta que cuando investiga, investiga lo que le da esperanza. Yo no investigo para masturbarme y menos para suicidarme. Yo investigo para buscar que es lo que me da energías para seguir creyendo que este mundo es cambiable, porque si no me pego un tiro.
La esperanza solo se nos da a través de los desesperados
Entonces yo sigo a este maestro mío que es Walter Benjamin, que siendo un judío ateo nos dejó esta preciosa lección: necesitamos la esperanza, pero la esperanza solo se nos da a través de los desesperados. Mi modesta mi opinión es que hoy hay más desesperados que nunca en el mundo, por tanto mi experiencia tiene que ser más grande. Conversemos.
Preguntas de la audiencia

-¿Puede no existir una teoría de la comunicación en estos tiempos que usted está hablando? Los cubanos, que no le conocíamos pero que le habíamos leído -y agradecemos que esté en Cuba-, vemos que como muchos otros grandes pensadores usted se ha radicalizado. Esa es mi impresión, y ¿usted piensa que se ha radicalizado? Si es así qué respuesta tendría y si es urgente una teoría de la comunicación para estos tiempos dispersos y cambios que estamos viviendo.
-Ante la situación que usted comentaba y planteaba, qué opinión le merece este movimiento de medios comunitarios o pensando lo comunitario como lo opuesto a lo vertical, lo centralizado, dirigido, controlado, y también pensando lo comunitario no solamente lo regional sino también como comunidades geográficamente virtuales, el periodismo podría transformarse en esa dirección comunitaria amplia, escapando de esa dirección verticalmente centralizada, ¿habría camino en esa dirección?
-¿En el campo de las nuevas tecnologías, usted pude ver si ese cambio de sensorium es liberador? Es decir, en la correlación entre lo viejo y lo nuevo, en esa dinámica paradójica, usted observa la correlación de lo presente y la liberación hacia lo nuevo y cómo observa esto usted en América Latina; o sea, qué perspectiva esperanzadora podría tener una América Latina posneoliberal en el ambiente de esos cambios tecnológicos.
- Yo creo que proponer un golpe tan dramático como quitarle ocho letras al idioma español que suena como una locura, facilitaría mucho la comunicación, no solamente para estas generaciones y las que vienen. No estoy hablando de gramática.
- Estamos de acuerdo con usted que es la nueva sensibilidad, y no las nuevas tecnologías, es lo que está definiendo la época. Sin embargo, esas nuevas tecnologías son muy especiales, no solo están borrando la noción de espacio, sino también la noción de tiempo, y por tanto una inversión que antes demoraba un siglo ahora se logra en unos días, ¿qué nuevo sensorium se pudiera prever para esto?
- Efectivamente yo creo que se está dando una nueva sensibilidad, pero también en este mundo hay mucha insensibilidad. Hay una crisis civilizatoria, hay una locura consumista y ese Internet que se ensambla en esa nueva sensibilidad puede contribuir a mejorar al ser humano, pero también puede echarlo a perder. Nosotros tenemos que defender en el orden familiar, local, nacional, que son sistemas éticos que le permiten a uno discernir, filtrar de alguna manera, ese enorme caudal de información, que también es abierto, y tiene que existir en algún lugar una  responsabilidad humana por lo que no es bueno; o sea, ese mundo mejor que hay que perseguir implica una responsabilidad en la reproducción de lo que no debe ser. Sobre eso yo quisiera también una reflexión suya.
- Volviendo a la preocupación relacionada con el tiempo de estos tiempos, y recordando al propio Walter Benjamin, quien dijo aquello de que con la chispa del pasado hay que encender la esperanza del presente, ¿pudiera opinar acerca de como lograrlo en presente que se muestra como un paciente amnésico?
- Usted se refería ayer en FELAFACS a agenda de país y a socializar esa agenda de país en América Latina; pero usted fue muy cuidadoso en señalar que no quería una agenda de país, sino agendas de país. Eso me hace pensar si una visión ilimitada de agendas más allá del bien y del mal no nos llevaría a caer en el relativismo postmoderno de ver la verdad como una quimera.
Comunicación no es trasmitir información. Es comulgar, es compartir

MARTÍN BARBERO: A ver: teoría de la comunicación. Tenemos un problema histórico. Hubo un gringo, un ingeniero de teléfonos, señor Shanon, que con esa ingenuidad hermosa pero tramposa a veces de los gringos, llamó teoría general de la comunicación a una cosa que era una transmisión telefónica, y los problemas que tenía eran la redundancia y el ruido. Era una teoría de señales y de economía de cómo buscar el menor gasto de energía para trasmitir el máximo de información. Llamar Teoría General de la Comunicación a eso es de una ingenuidad loca que solo se le puede permitir a un ingeniero.
Después vinieron un alemán exiliado y un psicólogo social y lo convirtieron realmente en una teoría de la comunicación. O sea: un destinador, un receptor, un emisor, un destinatario, un canal. Eso es una teoría de la transmisión, ingenieril, mecánica. Y yo que venía de la filosofía, de la antropología, cuando me metí en Colombia en el campo de la Comunicación, escribí un montón de panfletos en contra de este panfleto de Shanon, y dije: miren, para mí la comunicación es lo que pasa en los barrios cuando hay fiesta, en las iglesias, en los estadios, en los music hall donde baila la gente. ¿Y cuando baila una pareja ¿no hay comunicación? ¿Y dónde está el canal, el destinador, el destinatario y toda esa joda? Comunicación no es trasmitir información. De alguna manera, como decían los viejos, es comulgar, es compartir..
Mi libro no lo escribí para profesores de Comunicación, porque “De los medios a las mediaciones” es una mezcla de historia cultural, de historia política, de montones de filosofías. Yo lo escribí porque yo exigía que las ciencias sociales en América Latina, la sociología, la antropología, la ciencia política, la historia, se ocuparan de los procesos de comunicación y de los medios, pero sobre todo de las prácticas cotidianas, de lo que hace la gente con lo que oye, con lo que ve, con lo que lee. Esto es para mí una teoría de la comunicación, no las que nos liquide o reduzca a pura transmisión de información, sino la que se haga cargo de la complejidad de los modos de la relación social, interpersonal, masiva, de grupos, de parentescos, parentescos sanguíneos y parentescos intelectuales, e ideológicos y políticos, que los hay.
Tiene que ser una teoría realmente interdisciplinar, porque hay dimensiones sicológicas, dimensiones antropológicas, están las culturas de comunicación, incluidas las culturas políticas y en esto es un bastión América Latina. Hemos hablado mucho más de ideologías, que son de los partidos, y menos de las culturas políticas que son de la gente, de las regiones. Si ustedes quieren entender lo que hoy vive Colombia, esta situación tramposa de un 70% votando en las encuestas por Uribe no lo pueden entender sino es por lo que está pasando con la violencia y la manera como las diversas culturas políticas han digerido esta violencia.
El E3

Entonces sí necesitamos una teoría de la comunicación, pero no una teoría en términos de una disciplina, porque teoría de la comunicación no es un objeto simple, es un objeto complejo, y en esa medida son muchas las disciplinas que tienen que aportar porque son muchas dimensiones y sobre todo hoy, porque como ha escrito Javier Echevarría hoy la comunicación no es una cuestión de control de medios, es una cuestión de entornos, de ecosistemas comunicativos. Es el tercer entorno como le llama en un libro espléndido. El primer entorno es el entorno ecológico, verde, la naturaleza, los animales. El segundo es el entorno urbano, con todas las instituciones que se fueron creando a partir de la ciudad, de las polis, las instituciones de la política, de la familia, de la justicia. Y el entorno comunicativo hoy es el tecnocultural nuevo.
Una cosa es encender o apagar la radio o la televisión, y otra cosa es cuando una mamá lleva un bebé al kinder; las personas del kinder y la mamá están de acuerdo que cuanto más información les pase sobre el niño, sobre sus maneras de ser, sobre su salud o sus pequeñas o grandes enfermedades, mejor van a cuidar a su hijo, y entonces la mamá da esa información, y esa información entra en un computador y no se sabe a dónde irá a parar. Les cuento esto porque hace un año murió la única que quedaba de la famosa banda Baader Meinhof en la Alemania de la época de las Brigadas Rojas en Italia; y esta mujer después de 20 años de cárcel salió y antes de morir contó que en el juicio el fiscal del Estado alemán ¿saben qué llevó?, ¡los cuadernos de su maestra de la escuela primaria!, y según el análisis de su maestra, ya había apuntado que esta niña tenía señales de antisocial. Hoy a manos de quién va a parar cualquier información que damos porque lo creemos sensato para poder circular por el mundo, por la sociedad, por la ciudad. Este es un entorno.
La comunicación dejó de ser lo que apago y enciendo; es algo que empieza a configurarme como sujeto, como ciudadano, como consumidor, si puedo consumir más o menos de acuerdo a la tarjeta de crédito. Está ahí toda la información. A mí me vuelve loco Google, sabe más de mí que yo. Yo entro y pongo una palabra y él sabe que yo busco libros y ¡pum!, me saca de una vez todos los libros que hay sobre eso. O sea, que Google me ha estado siguiendo la pista desde que entré hace años. Esto es un entorno, esto es otra cosa. Estamos diciendo otra cosa. Esto no tiene nada que ver con la transmisión, tiene que ver con este entorno, con este ecosistema que está hecho por toda esa cantidad de información sobre nosotros y sobre los otros.

El concepto de red acabó con el concepto de transmisión

Bueno, yo sí estoy de acuerdo, pero evidentemente no es una disciplina aparte, es algo que hay que cocinar desde diversas disciplinas, pero a sabiendas de que tenemos un objeto, pero no es un objeto que se pueda encasillar en la sociología, en la antropología o la psicología como hicieron los gringos: psicología social más cibernética, y ya teníamos la disciplina de comunicación., pues seguían con una matriz de información, no de comunicación. Hoy día nos damos cuenta de que el concepto de red acabó con el concepto de transmisión. En la red, dónde está el emisor hoy día.
Mi hijo, que es matemático y artista, me dice: ¿tú no sabes que hay millones de artistas, no de los que ponen sus obras en la página web, sino que hacen arte en la web y con la web, que le quitan el 80% del peso a sus imágenes porque si no la mayoría no las podría abrir. Entonces es para que la gente pueda entrar en ellas, porque lo que quieren los artistas que trabajan en la red es que el que pase deje sus huellas en la red, actúe, porque es un juego. Se trata de que el que lee escribe. El artista renuncia a la calidad de imagen para que mucha gente pueda hacerlo con él. Cuando mi hijo me dijo esto, yo me quedé pensando en una frase, que yo no sé si ustedes conocen, que en mi vida ha sido clave: cuando Juan de Mairena (Antonio Machado leyendo en prosa) cuenta que un campesino andaluz, analfabeto, le dijo: “todo lo que sabemos lo sabemos entre todos”. Esto es la comunicación hoy y esta inteligencia colectiva de que empezamos a hablar, que es verdad. Todo lo que sabemos lo sabemos entre todos. Aquí cambia, este es el sentido del ecosistema. O sea, yo con mi disciplina defiendo mi campo, mis autores, que es la tragedia de la universidad, los dueños de los temas, de los autores, de los objetos de estudio. Esto se acabó, señores. Estamos en el siglo XXI. Esto pertenece al siglo XVIII, hasta donde llegó la Edad Media, los feudos. Todo lo que sabemos lo sabemos entre todos. O sea, una teoría de la comunicación, pero una teoría compleja, donde realmente los modos y formas de la comunicación son diferentes, tienen componentes, más de unas cosas que de otras, según las situaciones, según los contextos. Pero ante todo esta idea de red en la que acabamos, además, con una concepción de la sociedad como una totalidad.
Pluralidad de agendas
Los que hemos sido educados, los que mamamos desde la casa, pasando por la escuela –no digamos por la iglesia–, nos marca esta visión binaria del mundo y determinista del mundo: lo bueno, lo malo, lo alto, lo bajo, el macho, la hembra… Toda esa visión dicotómica ha sido siempre la responsable de la exclusión, de la dominación. Uno de los dos domina al otro: adulto-niño, el adulto tiene derecho a dominar al niño; hombre-mujer, el hombre tiene derecho a dominar a la mujer; blanco-negro, el blando tiene derecho a dominar al negro… O sea, en una sociedad de clase toda diferencia se convierte en ocasión de dominio, porque no podemos pensar sino en términos dicotómicos, binarios. Cuando yo digo agendas, en plural, no estoy diciendo millones de agendas. No todas las que sean, no; estamos diciendo pluralidad, heterogeneidad, diversidad.
El Estado es monoteísta, uniformador, lo ha sido desde los griegos y lo será, pero la sociedad es diversa, es heterogénea y esta es la tragedia en buena medida de la política en América Latina. Hubo un gran antropólogo mexicano que lo dijo, Guillermo Bonfill, de los grandes de América Latina. ¿Saben lo que dijo?: “Lo único no mestizo en América Latina es la política”. Todo lo demás es mestizo; o sea, no cabe el binario, no cabe el bueno-malo, porque ahí se revolvieron muchas cosas, no dos, ni tres, ni ocho; porque Simón Bolívar, lo mismo que San Martín se creyeron que la política estaba en Europa, que la cultura política única era la de los ilustrados franceses y nos importaron la política de los ilustrados pensando que en las culturas indígenas de América Latina no había cultura política, solo había carne de cañón, y ritos, danzas, ceremonias, vestidos, y ya. Los libertadores miraron a los indígenas como exóticos, salvajes a ser civilizados por la razón europea. Así nos ha ido. La enorme trampa ha sido la política en América Latina, donde las mayorías no han podido nunca tener voz. No, no la han tenido porque de entrada se negó que las mayorías pudieran tener cultura política por todos los que habían sido capaces de incorporar el liberalismo inglés o el pragmatismo inglés o la ilustración francesa. Lo único que no es mestizo en América Latina es la política.
Cuando yo digo agenda no estoy relativizando nada. Estoy defendiendo la riqueza del ser humano que es su diversidad. Nadie me niega hoy que la riqueza de lo verde y de los animales es la diversidad, ¿por qué entonces en los seres humanos la diversidad no es riqueza, es amenaza a lo único claro, a lo uniforme. Cuando digo agenda no estoy relativizando nada. Estoy defendiendo la pluralidad de modos de agendas de país, porque no ve lo mismo de país, por tanto no lo puede agendar, un niño hoy de 10 años de clase obrera, que un viejo banquero; tiene su agenda de país, tiene todo el derecho a tenerla. Hay otras agendas, de mujeres, de indígenas, de negros, de homosexuales, de lesbianas… tienen su agenda de ofensas, y tienen su agenda de logros y de luchas. No confundir relativismo en el sentido ese de defender los valores, que no haya valores, porque hay otros tipos de valores, porque no se puede pretender que los valores de la Iglesia, los valores del Partido son los únicos valores del país. Hay multiplicidad de sistemas de valores. Y eso me lleva al tema clave que quiero tocar porque entra ahí directamente con qué hay de liberador, qué hay de emancipador y qué hay de destructor, de esclavizador en las nuevas tecnologías.
¿Homo videns?

Si hacemos caso a Gramsci, lo que tiene figura es todavía lo que estamos viviendo, no lo que está naciendo. Lo único que sabemos es en que todos los grandes cambios en la historia de la humanidad ha habido ganancias y ha habido pérdidas. No nos hagamos ilusiones en que hay algo que es pura ganancia. No caigamos en el pesimismo como han caído grandes intelectuales europeos, como Giovanni Sartori, del “Homo videns”, a quien Carmen Aristegui le ha hecho una entrevista en México y el tipo había escrito contra la televisión, y el “post pensiero”: ¡se acabó el pensamiento! Y Aristegui le peguntó “¿qué tipo de televisión ve usted?; ¿a qué hora ve televisión usted?” Y respondió: “¡¿Yo televisión?!”. Y le dice la Aristegui “¿cómo entonces escribe un libro de que se acabó la civilización occidental porque a la gente le gusta más ver que leer?” Esto es cinismo, ignorancia, nostalgia de los tiempos en que la letra era la única autoridad, y hoy hay otras autoridades. Porque en buena parte Angel Rama nos enseñó que la ciudad de entrada fue excluyente, radicalmente excluyente. Y yo vivo en un país donde, además, los gramáticos lo fueron más todavía.
Cuando América Latina comenzó a parir sus idiomas y a hacer con el castellano lo que les dio la gana, en Colombia para ser ciudadano había que tener dos propiedades: la propiedad de algún inmueble y la propiedad en hablar. Los pobres colombianos si no hablaban como madrileños no eran ciudadanos. Hoy no podemos decir todavía que sabemos que hay ganancia; yo podría decir que hay ciertas ganancias, pero hay pérdidas indudables.

Necesitamos la memoria y el arraigo
Es un hecho que desprovincializarnos, sacarnos ese culto a lo nuestro, a lo propio, lo cercano es una liberación; o sea, dejar de ser hijo de tu padre o nieto de tu abuelo es una liberación, ¡por Dios, no me digan que no! Pueblo chiquito, infierno grande. Pero necesitamos raíces, necesitamos memoria, necesitamos territorio, pero es dialéctico en el sentido más serio de la palabra, no es oponerlo. Los ingleses han inventado una expresión formidable moving root, son raíces que se mueven. El antropólogo catalán que murió hace dos años y me lo enseñó, Edward Delgado, que trabajó mucho por América Latina, lo traducía así: “sin raíces no se puede vivir, pero muchas raíces impiden caminar”. Hoy las identidades siguen necesitando arraigo, si no, no hay identidad. Pero las identidades necesitan tanto del arraigo como de los flujos, como de las redes que me alimentan de información, de complementación, de cooperación en el trabajo.
Evidentemente esto puede llevar al desarraigo, es así; y si uno se desarraiga no sabe dónde está parado. Es como la memoria. Walter Benjamin lo dijo: en el pasado está la memoria, y está lo que puede desestabilizar el presente, porque el presente hoy es autista y tiende a cerrarse sobre sí mismo. Entonces lo que desestabiliza el presente no es el futuro de la humanidad, para donde vamos. Es el pasado, es la memoria, es todo lo que de él no se realizó y está vivo. Yo siempre digo: una cosa es el pasado que pasó y otra cosa es el pasado de que estamos hecho. Estamos hechos de él. Ahí está la mezcla profunda.
El mapa nocturno de Saint-Exupéry revisitado

Trabajo con mi mapa nocturno (le robé esta idea a Saint-Exupéry). En la nueva edición de mi libro “De los medios a las mediaciones” que saldrá a principios del próximo año,  expongo mi último mapa nocturno. Cuento el primero del que nunca había contado, el primero de todos cuando yo me metí en el campo de la comunicación, y pongo el último. El último tiene como ejes: tiempo, espacio, migraciones y flujos. Ese es mi esquema hoy. Hay, no una pérdida del sentido del espacio, sino unos nuevos modos de relación con el espacio, unas nuevas experiencias de espacio. Por ejemplo, el concepto de red tiene que ver con esto. La red nos dice que es mucho más efectivo un montón de pequeños grupos bien conectados que un grupo grandísimo. Esta es la nueva teoría de la comunicación. Antes requeríamos grandes máquinas, grandes aparatos, ahora vamos aprendiendo con otras tecnologías.
El sentido nuevo de lo público
Esto nos enlaza con los medios ciudadanos, los medios comunitarios, que son el esbozo, el embrión del sentido nuevo, vivo, de lo público. Eso es fundamental. Hoy día en los países capitalistas no vamos a acabar con los medios privados, no les vamos a pedir a los comerciantes que no hagan comercio, pero sí podemos crear otros modos y otros medios. Han sido los latinoamericanos los únicos que han tenido que pelar con los franceses, sobre todo en el Foro Social Mundial de Porto Alegre, cuando se ha hecho en Asía o cuando se ha hecho en África.
Los latinoamericanos están diciendo ¿por qué no dejamos de maldecir a la CNN y somos capaces de poner un noticiero en el mundo que cuente nuestras visiones del mundo? Dejemos de creer en la magia y seamos capaces de crear un canal de noticias con gente de punta a punta del mundo, que nos cuente experiencias. Esto es lo que yo no he podido en Colombia. Recibo montones de videos de jóvenes de todo el país y no he podido lograr, peleando con los ministros de Comunicación y Cultura, para que haya dos horas de los jóvenes de todo el país en la televisión pública, que veamos el país que ven los jóvenes. Les tienen pánico. El poder le tiene pánico a esa diversificación de agendas, de miradas de los jóvenes.
¿Qué esta pasando en los medios en Colombia? Tenemos hoy unas redes de medios comunitarios que llamamos hoy medios ciudadanos. ¿Saben por qué? Porque ya no son solo los pequeños medios, no, son locales, pero están insertos en redes. Bajan programas, suben programas, y sobre todo están diciendo y están queriendo decir cosas al país, aunque sean locales y analicen la vida cotidiana, le quieren decir cosas al país. Como los indígenas de América Latina se cansaron de ser objetos de políticas y quieren ser sujetos de políticas. No han dejado de defender sus tierras, pero quieren hacer parte del Estado. Desde los mexicanos de Chiapas hasta los mapuches de Chile. Ustedes saben que el conflicto más serio, el único que no ha podido resolver la Bachelet es que tiene en la cárcel al gran jefe de los mapuches, porque Chile negó durante muchos años que existieran indígenas en su país. Y un día se le echaron encima de la mesa y dijeron ¿cómo que no hay? Yo fui a Chile en 1964 por primera vez y todas las empleadas domésticas en Santiago eran mapuches. Nadie, la palabra mapuche no existía. Era una manera de invisibilizar el conflicto. No existían y eran todas las empleadas domésticas.
Una  política mestiza en América Latina

Una concepción hoy de redes ciudadanas es realmente para mí el embrión de esa política mestiza que reclamaba Guillermo Bonfill. Una política en la que estén las diversas culturas políticas, que son regionales. En Colombia esto es clarísimo. La política no es nacional. Es una trampa. La política real se hace en las regiones. Y los paisas de Antioquia y Medellín son una cultura y los caribeños son otra, porque los andinos y los caribeños no se pueden ver. Son dos culturas, dos corporalidades, dos sensualidades completamente diferentes; pero seguimos creyendo que hay una sola cultura política, que es la que hacen los politiqueros que tenemos en el Congreso y que cada vez están más lejos de las culturas políticas de la gente.
Entonces yo sí creo que las redes de radio y televisión ciudadana son el embrión de una nueva concepción de lo público, de lo político, que les van a crear muchos problemas a los partidos, porque hoy está visto, debido a la experiencia de Colombia que uno no va a cambiar la perversión de la política desde arriba; se cambia desde los municipios, desde abajo, es con alcaldes mínimamente decentes, que escuchan; o sea, que cuando se aprobó la Constitución nueva con la elección de alcaldes, porque en Colombia  desde los gobernadores hasta los alcaldes los ponían desde arriba. Ahora se eligen todos. Claro, hay muchos problemas, porque resulta que llegan a la alcaldía gente que no sabe todas las trampas, toda la burocracia oscura de los politiqueros de toda la vida, y resulta que montones de alcaldes cívicos, alcaldes que vota la gente desde sus demandas, acaban en la cárcel. No quieran ustedes saber el trapicheo que conocían los políticos, pero está habiendo una renovación política de movimiento sociales, de alcaldes cívicos, de alcaldes ciudadanos de la que hablan muy poco los periódicos de Colombia; pero habría que hablar frente a todos los paramilitares que están en el Congreso, de todos estos alcaldes, desde Antanas Mockus, que transformó Bogotá, porque fue capaz de que sus habitantes se sintieran que ellos eran los únicos que podían dar forma al caos. Esta fue la campaña de un rector de universidad, hijo de lituanos, filósofo matemático.
¿Ustedes saben cómo se hizo famoso? ¿Han oído hablar de Antanas Mockus? Se hizo famoso porque siendo rector había un encuentro de facultades de arte en la Universidad Nacional de Bogotá, y había un grupúsculo como los hay siempre en las universidades públicas, que jodía y no dejaban hacer las conferencias de la gente que había venido de todo el país, y el rector -me contaron- llegó y sentó al lado de este grupo, se bajó los pantalones y les mostró el culo, y había una cámara allí. Con esta irreverencia, Antanas empezó, sin partido, y en tres años llega a la Alcaldía de Bogotá y rompe absolutamente no solo con la corrupción; hace visible la ciudad, los ciudadanos, y les dice: miren, no son los ingenieros ni los políticos solos los que vamos a organizar esto, son ustedes; yo voy a ayudarles a organizarse para transformar este caos, porque es con el saber de la experiencia de ustedes que yo tengo que contar; yo no puedo inventarme una fórmula matemática para solucionar esto.
Y tuvimos la suerte de que Antanas volviera otra vez después, y mucho de esto tuvo que ver con todos esos medios ciudadanos que habían ido tejiendo otra ciudad, y él se apoyó en todas las veedurías ciudadanas que había, porque los medios hacían de veedurías, que no solo serían para denunciar, serían para proponer -y yo insisto en eso: los medios comunitarios no se limitan a denunciar, proponen soluciones a los problemas del barrio–. Por ejemplo, Antanas inventó las casas de justicia barriales. Hay montones de conflictos que se pueden solucionar sin tener que entrar en toda la burocracia de la justicia, con un aprendiz de juez, con sentido común, que se sienta con la gente que tiene problemas y resuelven los conflictos.
Enseñó toda una forma de justicia local, en los barrios, incluso para la violencia doméstica. Las casas de justicia que se constituyeron en los barrios no fueron una idea de Antanas, esto estaba en las veedurías ciudadanas de los barrios, pero él las institucionalizó y dijo: miren, nos podemos ahorrar montones de plata y montones de peleas horrorosas si nosotros empezamos a funcionar como colectividades, como comunidades en la red. Entonces si hay un problema complejo, podemos llamar al juez del otro barrio que está más preparado y nos ayuda. Este es el nuevo sentido de lo comunitario en los medios. Es un esbozo, un embrión de cómo ejercer la política en términos ciudadanos.
Entonces digo: sí hay ganancias, sí hay pérdidas, pero ahora todavía estamos demasiado tempranos para enjuiciar, para calificar de una vez lo que se pierde y se gana. Les cuento una pequeña anécdota: después de los grandes asesinatos que Pablo Escobar hizo en Colombia, empezó a crearse un cierto pesimismo terrible –un poco lo que viven hoy los países de Centroamérica– en que  realmente la mafia se iba metiendo en el Estado; que llegaban a un juez y le decían: “Aquí tienes un millón, o cambias la sentencia o sabemos cuál es el colegio de tu hija y donde compra tu esposa”. Escoge, te ganas un millón de dólares o te matamos a tu familia.
Esto fue inoculando un pánico, una destrucción de las instituciones, una desconfianza radical que mata el lazo social básico. ¿Cómo se fue saliendo de esto? Fuimos saliendo justamente a través de retejer el tejido social. Y ahí les cito el caso de Antanas Mockus, en Bogotá, del alcalde Fajardo, en Medellín, que es hijo de un ex guerrillero del M-19 en Cali. Han ido logrando que las redes no sean solamente redes electrónicas, redes de Internet, sino que son de información que contrarrestan toda la desinformación que los medios hacen de lo que está viviendo el país.
O sea, no es solamente un problema de que las comunidades tengan voz para ellas mismas, sino de que esas voces empiecen a entretejer y empiecen a crear otro clima de país. Antanas logró en Bogotá otro clima de ciudad. De manera que sentimos que podemos hacer algo por la ciudad. En su segundo mandato, este alcalde logró que 72 000 declaraciones de renta de las casas, pagaran libremente el 10% más (como decía mi mamá: “obra son amores y no buenas razones”) y escogieran en qué invertirlo, si en salud, en educación, en cultura. Cada uno ponía un 10% más para ese ámbito, para comedores de colegios en barrios más pobres o para orfanatos en los barrios básicos.
Es decir que fueron los medios ciudadanos, las veedurías, las redes. Lo de menos es la tecnología; ella de alguna manera se difuminaba en este entretejer de la confianza del lazo social, de que es posible cambiar la relación entre la gente, entre el taxista y del que sube; entre el que conduce el bus y el pasajero, entre el respeto al espacio público. En Bogotá no se podía caminar; los andenes, las aceras estaban invadidas de automóviles. No había andenes. Hoy Bogotá es una de las ciudades del mundo que tiene más kilómetros de vías para bicicletas. Hay avenidas que se han hecho en los barrios populares para que la gente pasee los fines de semana, salgan a pasear simplemente; son avenidas con árboles, para que la gente pasee, porque sus calles internas están inmundas; y se van arreglando las calles, pero eso va más despacio.
Termino con esto: Yo condensaría todo esto aterrizando en América Latina. Lo que está pasando hoy con en el chat. Yo estuve exiliado en Guadalajara, porque me asesinaron a dos amigos íntimos, uno un antropólogo de Medellín que lo mataron los paramilitares, porque dirigía el Instituto de Estudios Regionales de Antioquia, y tenía que ver con ecología y le pisaba los callos a muchos paramilitares y hacendados; y el otro era un economista que al salir de la Universidad, a las diez de la noche, lo mataron las FARC. Yo no estaba directamente amenazado, pero mis amigos me dijeron “mejor te pierdes”. La verdad es que yo no pensaba salir de Colombia, pero pasó una amiga mexicana del ITESO de Guadalajara y me dijo vente un año sabático a México.
Aproveché mi estancia en Guadalajara para, con 30 alumnos de la Carrera de Comunicación y tres asistentes que tenía en la maestría, hacer un estudio de los cursos de Internet para adolescentes. Año y medio. ¿Cuáles fueron nuestros descubrimientos? El primer descubrimiento es que el lugar más pasivo donde los adolescentes no pueden jugar en Internet es en la escuela. En la escuela solo aprenden. Y a mí me dio mucha tristeza –porque el nacionalismo de los mexicanos ha sido importante en la historia de América Latina– ver que les enseñaban con una cartilla de Microsoft y al final les daban un diploma firmado por Bill Gates, y eso me pareció muy poco nacionalista y me entristeció bastante. Pero lo malo no es que fuera eso, sino que era una cosa direccionada hacia un tipo de uso de Internet.
En la casa hay un poquito más de libertad cuando los niños y los adolescentes están solos –y si están solo no hay problemas–, y hay más libertad cuando está con amigos. Los papás están nerviosísimos con la pornografía. Me perdonan, pero yo pienso que quienes tienen más obsesión por la pornografía son los adultos; más que los niños, que los adolescentes, pero proyectamos evidentemente nuestras pesadillas a nuestros hijos. Pero allí había un poquito más de libertad, podían jugar un poquito más.
“¿Cuándo se jodió Occidente? Cuando se separó el trabajo del juego”
El lugar donde realmente los adolescentes creaban en Internet era en los cybercafés. Hacían las tareas en equipo y jugaban a la vez, las dos cosas. Porque si hay algo que rebela Internet es dónde termina el trabajo y empieza el juego. A Ulrico Beck, el sociólogo alemán que se hizo famoso son su libro La sociedad del riesgo, yo lo oí en Barcelona en el Foro Mundial de las Culturas hacer esta pregunta ante 2 000 personas: “¿Cuándo se jodió Occidente? La lanzó en alemán pero el traductor era un latinoamericano que hizo esa genial traducción del castellano de las mayorías, que no están en España sino en América Latina. Y Beck se respondió: “Cuando se separó el trabajo del juego”. Los niños solo aprenden jugando. Cuando está en el kinder aprenden con todo el cuerpo, con su sensibilidad, que es la forma estética básica, que es el desarrollo de su sensibilidades, de su saber, ver, oír, tocar…, pero un día, ¡pam!, ahora se acabó el juego, se ponen serios; ahora empieza de veras la escuela, y el juego es para el recreo que es de media hora a lo largo de toda una mañana. ¡Ahí se jodió Occidente!
Lo que quiero decir es que Internet es emancipador en la medida en que lo tomamos como un juego y el juego es colectivo. Claro, hay solitarios, pero eso es para anglosajones que se pueden pasar ocho horas en un pub delante de una jarra de cerveza resolviendo el universo-mundo. Los latinoamericanos necesitamos estar juntos para disfrutar la vida, gracias a Dios.
Entonces yo creo que aquí hay una clave, eso que los artistas plásticos que en Internet bajan el peso de sus imágenes para que quien entre juegue, no solo lo vea, sino que deje su marcha, sus huellas, que es jugar. Yo creo que ahí está una de las dimensiones más emancipadoras de las nuevas tecnologías. Se los digo por mi hijo que está estudiando Matemática. El creó un pequeño cineclub, porque en Colombia, tanto como en América Latina, quienes deciden el cine que vemos son los gringos. ¿Ustedes saben que el cine brasileño que ven los argentinos y el cine argentino que ven los brasileños lo  deciden en Hollywood también? ¡Y llevamos 20 años de Mercosur!
Seamos serios, porque hay que ser serios. ¡Cómo es posible esto! Como es posible –y aparentemente me estoy saliendo del tema-que en la pelea entre Argentina y Uruguay por las papeleras del Río de la Plata pusieran de mediador al Rey de España ¡por favor! O sea, el Mercosur no tiene un milímetro de política, ¿no se dan cuenta? Hoy en estos tiempos dos países latinoamericanos que, además, llevan 20 años de un tratado de libre comercio, no han sido capaces de meterle la menor dimensión política y tienen que llamar a esa figura anacrónica que no tienen nada que ver con nuestro mundo latinoamericano. ¿Eso qué es? ¿No se jodió América Latina? Mis amigos paraguayos me dicen: óigame, la única carretera que se ha construido para comunicar un poquito mejor a este país que está aislado, rodeado por los grandes Brasil y Argentina, ha sido hecha por empresarios. Mercosur no ha sido capaz de comunicar mejor a Paraguay con Brasil y con Argentina. No nos engañemos
Integración de América Latina, agendas de país

¿Por qué junto estas dos cosas y el juego? ¿Cómo pensar una integración de América Latina si lo único que circula entre nosotros son las telenovelas? No circulan nuestras historias de país, nuestros documentales, nuestros debates…, cuando tenemos toda la posibilidad, porque las redes lo permiten, y nos permitirán una televisión pública. Repito lo de antes: no vamos a acabar con la televisión comercial, pero podemos crear televisión pública, podemos crear economías a escala. Yo hice un estudio con amigos para juntos, televisión pública nacional, televisión pública, regional y televisiones públicas locales y televisiones comunitarias, hacer una televisión donde cupiera el país, pero ni siquiera el Polo Democrático… Nosotros logramos llevar al Congreso una pequeña ley para crear la red nacional de televisiones públicas con nuestra idea, muy seria; un estudio mediante el cual íbamos a producir la mitad, el otro 50% íbamos a comprar lo mejor del mundo empezando por América Latina, y no telenovelas (yo estuve 10 años investigando telenovelas, yo sé lo que hablo). Pero les dije: esto es clave, podemos coproducir televisión pública; los costeños, los vallunos, los santanderinos podríamos tejer el país; pero ni siquiera la izquierda se dignó a leer el documento que pasamos al Senado.
Lo único que no es mestizo en América Latina es la política.

PEQUEÑOS SOLES EN LA TIERRA



Los combustibles fósiles se agotarán en apenas un siglo, y no nos conviene dejar que sigan liberando gases de efecto invernadero a la atmósfera durante más años. La humanidad se ve obligada ya a buscar y a hacer rentables otras formas de enrgía. Las más nueva y prometedora es la energía de fusión, es la energía de las estrellas, la misma que produce el sol y que alimenta la vida que conocemos. Hoy en Redes, el físico Steven Cowley nos pone al día de los avances en la carrera por conseguir reproducir en la Tierra la energía de las estrellas, que llegará a ser virtualmente inagotable, segura, sin emisiones de carbono a la atmósfera ni residuos radiactivos de larga duración. Esperamos que este duro reto sea pronto una realidad.

INVISIBLE, PERO CIERTO

Blog de Eduard Punset » Invisible pero cierto

Eduard Punset colabora cada mes con la revista Muy Interesante escribiendo la sección “Mentes maravillosas” sobre aquellas personas de la vanguardia mundial de la ciencia que más le han impresionado. Este mes, nos habla de Edward Kolb, cosmólogo de la Universidad de Chicago y del Fermilab.
Destacado:
Edward Kolb es el científico que posiblemente más sabe sobre lo que pasó durante el primer segundo después del Big Bang.
Dedica su vida a profundizar en la relación que hay entre la física de las partículas subatómicas y el mundo enorme de la astronomía.
Eduard Punset: Invisible pero cierto

Eduard Punset colabora cada mes con la revista Muy Interesante escribiendo la sección “Mentes maravillosas” sobre aquellas personas de la vanguardia mundial de la ciencia que más le han impresionado. Este mes, nos habla de Edward Kolb, cosmólogo de la Universidad de Chicago y del Fermilab.
Destacado:
Edward Kolb es el científico que posiblemente más sabe sobre lo que pasó durante el primer segundo después del Big Bang.
Dedica su vida a profundizar en la relación que hay entre la física de las partículas subatómicas y el mundo enorme de la astronomía.

miércoles, 24 de noviembre de 2010

THE DANISH POET

WAY BACK INTO LOVE



I’ve been living with a shadow over head
I’ve been sleeping with a cloud on my bed
I’ve been lonely for so long
Trapped in the past, I just can’t seem to move on

I’ve been hiding all my hopes and dreams away
Just in case I have in need of them again someday
I’ve been setting aside time to clear a little space in the corners of my mind

All I wanna do is find the way back into love
I can’t make it through without a way back into love

I’ve been watching for the stars that used to shine
I’ve been searching but I just don’t see the sign
I know that it’s out there
There gotta be something from my soul somewhere

I’ve been looking for someone to shed some light
Not somebody just to get me through the night
I could use some directions
And I’m open to your suggestions

All I want to do is find a way back into love
I can’t make it through without a way back into love
And if I open my heart again
I guess I’m hoping you’ll be there for me in the end

There are moments when I don’t know if it’s real
Or if anybody feels the way I feel
I need inspiration
Not just another negotiation

All I wanna do is find the way back into love
I can’t make it through without a way back into love

And if I open my heart to you
I hope that you’ll tell me what to do
And if you help me to start again
You know that I’ll be there for you in the end.

THE LITTLE PRINCE

Il était une fois

IMÁGENES QUE SUGIEREN HISTORIAS IV

IMÁGENES QUE SUGIEREN HISTORIAS III

IMÁGENES QUE SUGIEREN HISTORIAS II

IMÁGENES QUE SUGIEREN HISTORIAS I

LOS CONEJOS - THE RABBITS



LA COSA PERDIDA - THE LOST THING

EL ÁRBOL ROJO - THE RED TREE

&

UN NUEVO MODELO DE MASCULINIDAD

La identidad masculina se ha visto influida por la reafirmación de la mujer y la liberación homosexual, que han cuestionado el modelo tradicional del varón. En las últimas décadas, algunos hombres se han feminizado, aunque son muchas más las mujeres que se han masculinizado. La masculinidad ha ido ganando terreno en los espacios, las vidas y las conductas de muchas mujeres. Una masculinidad que no ha sido siempre la mejor, ya que ha vuelto a muchas mujeres más duras y agresivas. Podríamos afirmar que el paradigma masculino tradicional sigue presente en nuestros espacios, en nuestra vida privada y pública, en nuestros países.
  •  el hombre tiene ante sí una tarea urgente: aceptar su mundo de sentimientos sin sentirse menos hombre”
“Fortalecer valores como la tolerancia, la aceptación y la flexibilidad le ayudarán a vivir en paz en tiempos de turbulencia”
Existe una masculinidad emocional y físicamente sana e integradora, necesaria para construir un mundo mejor a todos los niveles. Sin embargo, en el mundo sigue predominando una masculinidad tóxica que se expresa en las guerras, violaciones, accidentes, muertes, conductas deportivas y sociales, actitudes sexuales, en la corrupción, en los negocios desprovistos de ética, en un consumismo inmoral y en la multiplicación de las adicciones. Todo ello ¿para qué? ¿Serán formas de esconder la angustia y el vacío existencial? Sin duda, ello influye en que vivamos relaciones insatisfactorias, condicionadas por el lastre social, cultural e histórico que nos ha llevado a un vacío interior.
Hombres y mujeres buscamos modelos masculinos alternativos al modelo cultural impuesto socialmente de lo que, durante siglos, ha significado ser hombre.
La auténtica cuestión
"¿Qué hacer con el bagaje de valor y arrojo que debieron acumular para estar a la altura del papel real?" (Marina Subirats)
Por miedo a perder una imagen social viril, muchos hombres se aíslan de sus propias emociones. Se centran en la acción hasta que son adictos al hacer, hacer y hacer. La acción llega a convertirse en una huida de sí mismos. Para reencontrarse, el hombre tiene ante sí una tarea urgente: aceptar su mundo de sentimientos y no por ello sentirse menos hombre. Robert Moore, doctor en psicología y teólogo, y Douglas Gillette, fundador del Institute for World Spirituality en Chicago, dicen que hemos llegado a "pensar que los sentimientos, y en particular nuestros sentimientos, son obstáculos molestos e inadecuados para ser hombres".
Afortunadamente, cada vez son más las personas de género masculino que intentan conectar con su identidad libres de los condicionamientos externos y abriéndose a su verdadero ser. De esta manera se encaminan hacia la liberación de lo que durante milenios ha significado ser "hombre" en su sentido castrante y destructivo.
La cuestión que se plantea es cómo logra uno conectar con su verdadera identidad. Para vivir una vida emocionalmente inteligente, sin adicción al poder de dominar ni a la acción, es bueno parar y hacer introspección, es decir, mirar hacia dentro. Es una mirada que busca el sentido y conecta con lo esencial, aquello para lo que merece la pena vivir. A este fin, la práctica de la meditación y la búsqueda de espacios de silencio pueden ser muy beneficiosas. En el silencio, uno aprende el arte de escuchar, tan necesario para relacionarse y a veces tan olvidado. Escuchar lo que se siente y dejarse sentir. Escuchar lo que se quiere y oírlo. Al meditar, uno viaja al encuentro de sí mismo y recupera el poder del ser.
El poder del ser
"Aquellos que desean crear un nuevo estado de cosas deben comprenderse a sí mismos en su relación con otro" (Krishnamurti)
La verdadera identidad del hombre está conectada con la esencia de la masculinidad que prevalece más allá de los modelos patriarcales impuestos, más allá de lo que ha significado ser hombre durante siglos. A esta esencia la denominaríamos la masculinidad eterna, en la que el hombre vive todo su potencial en su ser. Para ser hombre no necesita demostrar, vencer ni triunfar. Cambia su visión y su enfoque: en vez de competir con armas adquiridas, coopera con sus armas innatas, con sus talentos y valores, cultivando su inteligencia emocional y espiritual. Vive una masculinidad madura, con raíces emocionales y espirituales propias.
Recuperar el poder interno implica tener un mayor dominio de su mundo interior y de sus facultades, como son la mente, el intelecto, los condicionamientos y los hábitos. La práctica del control mental, del pensamiento positivo y de la meditación le ayudará a conseguirlo. Fortalecer valores como la tolerancia, la aceptación y la flexibilidad le ayudará a vivir en paz en tiempos de turbulencia y cambios como los que vivimos. Cualquier debilidad, dispersión, falta de enfoque y fluctuación interna le robará la energía necesaria para sentirse pleno. Liberarse de cualquier aspecto que le haga sombra le permitirá gozar de una vida más plena. Para superar una debilidad es necesario aceptarla sin vergüenza, reconocerla con sinceridad, entender por qué está ahí y empezar a trabajar el valor o fortaleza que contrarreste esa debilidad y le ayude a vencerla.
La nueva hombría
"Es una masculinidad sostenida en el coraje del espíritu y del compromiso y en la valentía de la compasión" (Sergio Sinay)
No se trata simplemente de pasar de un modelo machista a ser un hombre políticamente correcto que limpia en casa, cuida del niño, la pareja lo alaba y la sociedad lo apoya. La transformación necesaria es más profunda, más de raíz. Implica replantearse los valores, las actitudes y la conducta. Es necesario reformular las creencias acerca de lo que es ser hombre.
Fundamentados en su poder interior, los hombres cambiarán los mandatos que configuran la identidad de género en nuestra cultura. Hasta que no se transformen, en el mundo laboral tampoco entrarán la compasión, la fraternidad, la trascendencia, la espiritualidad, el humanismo y un espacio para la alteridad, la condición de ser otro.
Con autoestima, asentado en su valor interior, el hombre puede ser sin necesidad de imponer, forzar ni presionar. Esta es la condición imprescindible para el encuentro con el otro. Aprender a relacionarnos sin dañarnos, a amarnos sin atarnos, a ser cómplices recuperando y preservando nuestra identidad original y eterna, a experimentar la unidad en la diversidad. Esta es mi propuesta de transformación integral para que sea posible la armonía en las relaciones.
Cuando un hombre aprende a verse a sí mismo en la integridad de su ser, es amoroso y sabe amar. Desde esa conciencia, va al encuentro del otro partiendo de un lugar diferente: no desde el conquistador que elude la entrega y la intimidad sentimental, sino desde el ser abierto y comprensivo que sabe comprometerse con sinceridad. Para él, el compromiso no significa atadura, sino complementariedad y enriquecimiento. Sabe tener al lado a una mujer como persona con los mismos derechos, obligaciones y necesidades que él, sin envidiar sus logros profesionales, su inteligencia o su ingenio.
Reconoce que ser varón no es sinónimo de ser más inteligente, más fuerte ni más poderoso. Es consciente de que el poder no se pierde cuando se comparte; que las decisiones asumidas a medias son más fáciles de tomar; que compartir el cuidado de los hijos es fundamental en su papel de padre; que ser frío no le hace más viril; que los hombres se expresan y lloran..., y no pasa nada.
Para llegar a disfrutar la complementariedad que armoniza a hombres y mujeres, y a estos entre sí, tenemos que emprender una tarea conjunta si lo que deseamos es lograr una transformación de raíz, cambiando el punto de partida y el eje desde el que miramos y percibimos la realidad. Así podremos despojarnos del lastre que arrastramos para ver el futuro con visión renovada. La recuperación de nuestra identidad auténtica pasa por redescubrir valores como el amor, la paz, la sinceridad, la empatía, la escucha, y despojarnos de todos los estereotipos que nos alejan de la posibilidad de lograr armonía y plenitud.
De esta manera, los hombres de hoy serán referentes para las nuevas generaciones como ejemplos de coraje con corazón, de empatía y escucha, de entrega y servicio; serán guías que ofrecen herramientas para un modelo de mundo deseable y una participación pedagógica en esa transformación. Padres que ofrecen una referencia válida a sus hijas en la búsqueda de un compañero. Modelos válidos de hombre para que sus hijos crezcan libres de condicionantes por razón de su sexo y contribuyan a la construcción de un mundo más saludable, desintoxicado de masculinidad machista.

Reconstruye tu propia imagen

“El concepto de uno mismo es el destino. El peligro es que nos volvamos prisioneros de nuestra imagen negativa, que le permitamos dictar nuestras acciones”. En esta frase de Nathaniel Branden se puede encontrar una clave para salirse de la masculinidad impuesta históricamente: reconstruir tu propia imagen. Una imagen de ti mismo independiente de los estereotipos culturales de género. Eso implica desaprender lo aprendido. Dejar de lado tus personajes, tus etiquetas, lo que se espera de ti. Así clarificas tu camino. Consiste en desaprender, soltar, conocer y construir. Cada hombre tiene que saber lo que está bien o lo que está mal para él. Lo que te acerca a tu plenitud y lo que te vacía. Lo que te conecta con tu ser y lo que te desconecta de lo esencial. Tener tus propios criterios de valor y, a partir de ahí, valorarte. Valorarte no solo por lo que ocurre en tu mundo sentimental o laboral, sino por lo que ocurre en la totalidad de tu mundo. Tener una imagen completa del ser. Se trata de conocer la masculinidad emocionalmente madura y tus cualidades innatas, conectarte con ellas y serlas, vivirlas para compartirlas. Reencontrar tu eje, tu columna vertebral, en ti y no buscarlo en el otro. Así reconstruyes tu propia imagen en la esencia de tu ser más allá de identidades limitadas por cuestión de género.

¿PODRÍAS DIBUJAR EN EL AULA, DESPUÉS DE LEER EL TEXTO, UNA SILUETA REAL DE UN CHICO, PARA RELLENARLA CON PAPELITOS Y RECORTES EN DONDE SE REPRESENTEN LAS CARACTERÇISTICAS DE ESTE NUEVO MODELO DE HOMBRE? Podría ser divertido.

martes, 23 de noviembre de 2010

ESTEREOTIPOS DE GÉNERO, primer paso hacia la violencia




En el video se puede describir fácilmente lo que representa el papel masculino y femenino. Es necesario aclarar que éste no es ya el espejo en el que nadie se quiere mirar. Puede servir para analizar los estereotipos como el primer paso hacia la discriminación, hacia la agresión.

¡¡ BÁJATE DE LA IRA !!



La agresión está en todos, pero se puede regular. La testosterona, hormona que encontramos en mayor cantidad en el hombre, favorece una mayor programación para la agresividad. Existen múltiples maneras positivas de canalizarla.
Puedes usar este video para construir en clase, en papel de embalar, con el alumnado, LA ESCALERA DE LA IRA. Explicando qué significa cada peldaño y concretándolo en ejemplos.

domingo, 21 de noviembre de 2010

El Diario Secreto de Pulgarcito

NEW SOUL

LA AVENTURA DEL PENSAMIENTO: ARISTÓTELES







A veces, invertimos más en un coche que en un hijo

Autor: Eduard Punset 21 Noviembre 2010

Lo tengo claro. Hace muy poco tiempo nadie se ocupaba seriamente del impacto que tendrían en el feto del vientre de la madre los niveles de estrés de esta última o, con menor razón, del padre. Está claro que el dilema consistía luego en enviarlo o no a la guardería como única alternativa para que ella no tuviera que abandonar el trabajo; muy pocos tenían la conciencia o el conocimiento para preocuparse del tratamiento educativo que recibía allí el recién nacido. Nadie sabía nada de los efectos que sobre la adolescencia de una niña tenía la ausencia del padre tras una separación.

Si mis lectores me insisten en que les diga cuál es el descubrimiento social más trascendental de estos dos últimos siglos, no tendré más remedio que responder: el impacto insospechado en su vida de adulto de lo acontecido al bebé desde el vientre de la madre.

Vayamos por partes. Cuando la madre está angustiada o estresada, ¿repercute en la salud del niño? Parece difícil negarlo. Un padre puede tener, biológicamente, muchísimos hijos, mientras que una madre apenas unos pocos. El resultado de esta diferencia comporta que el valor otorgado inconscientemente por uno y otro es distinto. Para la madre se trata de uno de los poquísimos activos biológicos con los que podrá contar en toda su vida. No es extraño que el grado de preocupación por el impacto en la vida del feto, o más tarde del bebé, de su propio estrés o angustia sea mucho mayor en el caso de ella que del padre.


Los niveles de estrés de una futura madre pueden repercutir en el estado emocional del feto (imagen: usuario de Flickr).

¿Alguien puede sugerirme por qué intentamos esconder los resultados negativos de la mayoría de las encuestas y los análisis efectuados sobre el aprendizaje en las guarderías infantiles? Los resultados tienden a demostrar que se produce un aumento de la agresividad y violencia en edades posteriores cuando el régimen de las guarderías empezó antes de los cinco años, prolongándose durante muchos años durante 30 o 40 horas por semana. Como me dijo en una ocasión un gran neurólogo británico especializado en la educación infantil: “A veces estamos más dispuestos a pagar por un buen parking que por guardar a nuestros hijos”.

En lo anterior subyace una de las grandes contradicciones de nuestra sociedad. Tenemos el gran mérito –comparados con el mundo islámico– de haber sabido asimilar a la mujer en los procesos de producción y de ahí que otras civilizaciones basadas en religiones excluyentes no podrán competir jamás con nosotros. Ahora bien, está por realizar el sacrificio o la aplicación del conocimiento necesario para que esa incorporación de la mujer al trabajo se pueda hacer en las mejores condiciones, velando por la calidad de los contenidos físicos y académicos de las guarderías necesarias.


Por último, ahora también sabemos de la comunicación intergeneracional de los niños. Resulta que, en promedio, una niña abocada a crecer sin la presencia del padre a raíz de una separación del matrimonio accede antes de la edad promedio a la pubertad; y no solo eso, suele tener mayores dificultades de integración que el promedio de las niñas de su edad. La adolescente no para de hacerse a sí misma preguntas sobre su propia situación, acumula información codificada sobre el grado de confianza que puede depositar en los adultos y, muy particularmente, en los hombres. De esas preguntas surge una actitud decidida sobre el entorno familiar.

Tenemos que cuidar muchísimo más de lo que hemos querido o sabido hacer el aprendizaje emocional de los niños y no solo, como ha ocurrido hasta ahora, el aprendizaje cognitivo o académico. Hasta los siete años, los niños son el mejor ejemplo de un departamento de I+D con gastos pagados, que no podemos abandonar a su suerte si queremos sobrevivir.

STEREOTYPING AND DISCRIMINATION VII / ESTEREOTIPOS Y DISCRIMINACIÓN VII



sábado, 20 de noviembre de 2010

EL MAGO DEL CEREBRO por Antonio Damasio

El 13 de septiembre de 1848, el capataz Phineas Gage, un joven muy apuesto, con el pelo oscuro y facciones de modelo, sobrevivió de forma increíble a un espantoso accidente. Contaba 25 años, y aquel día trabajaba en la construcción de una línea de ferrocarril en Cavendish, Vermont (Estados Unidos). Su tarea era peligrosa. Tenía que nivelar el terreno, para lo cual los operarios taladraban agujeros en la roca, los rellenaban con pólvora y cubrían con arena. Gage seleccionaba los agujeros para colocar los explosivos y la mecha, y usaba una larga barra de hierro para compactar la mezcla de arena y pólvora. Quizá oyó algo que lo distrajo momentáneamente, pero lo cierto es que hincó su vara en el siguiente taladro antes de que su ayudante lo rellenase de arena. La chispa consiguiente causó una explosión y la barra de hierro salió fulminantemente de sus manos. El proyectil, de tres centímetros de grosor y 109 de longitud, entró por debajo de su mejilla izquierda, rasgó su cerebro como si fuera mantequilla y escapó por la parte superior del cráneo. Gage se desplomó fulminado, mientras que la barra que había atravesado su cabeza caía a más de veinte metros a sus espaldas. Sus ayudantes, horrorizados, pensaron que había muerto al instante. Se quedaron asombrados cuando comprobaron que el hombre recuperaba la consciencia y ¡les hablaba! Logró caminar apoyándose en ellos, y fue trasladado en un carro de bueyes hasta su casa. Los testigos narraron que Gage se bajó sin ayuda.

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El cerebro humano es un misterio dentro de otro, formado por 100.000 millones de neuronas

“La modulación de las emociones humanas es producto de la cultura. Es una consecuencia de la conciencia”

“Cuando percibes lo que te sucede, surge el sentimiento. Emocionar es actuar.Sentir es percibir”

“Si destruyes la parte posterior del tallo cerebral, destruyes la conciencia. Puede que nunca salgas de ese estado vegetativo”
El primer practicante, horrorizado al verlo, se quedó estupefacto cuando el joven con la cabeza agujereada le dijo tranquilamente que "ahora tendría bastante trabajo". Su médico personal, John Harlow, cortó la hemorragia una hora después y le salvó la vida. Gage, un joven responsable, inteligente y muy bien adaptado socialmente, se recuperaría a los pocos meses. Podía caminar y valerse por sí mismo, y conservaba su inteligencia intacta. Se expresaba sin dificultad, y su capacidad de aprendizaje estaba inalterada. Tampoco tenía problemas con la memoria. La gente susurraba la palabra milagro a su alrededor. Fue una ilusión. Algo cambió. De ser un hombre responsable y apreciado, se convirtió en un sujeto irreverente, caprichoso, irresponsable y sin honor, incapaz de llevar a cabo sus planes. Gage perdería su empleo y terminaría cayendo en lo más bajo, convirtiéndose por un tiempo en una atracción de feria del empresario P. T. Barnum, que regentaba un museo de curiosidades humanas en Nueva York. Nunca se desprendería de la barra de hierro que le hizo famoso, pero moriría años después entre ataques epilépticos y la indiferencia.

A los ocho años de su muerte, el doctor Harlow sugirió que esa barra había destruido zonas de la corteza cerebral situada en la parte izquierda del lóbulo frontal, lo que podría explicar el cambio de la personalidad de Gage, un hombre "atrapado entre sus frías facultades intelectuales y sus propensiones animales". Era una idea revolucionaria sobre cómo el cerebro manejaba aspectos superiores de la personalidad humana, pero pasó inadvertida. Siglo y medio después, en 1994, el científico Antonio Damasio publicaría un artículo crucial en la revista Science, en el que reconstruía la trayectoria exacta de la barra a través del cráneo y el cerebro de Gage en una recreación tridimensional por ordenador. Damasio mostró que los daños en estas zonas prefrontales de la corteza eran responsables del manejo de las emociones y el proceso de toma de decisiones. Estos daños explicarían de forma precisa el profundo cambio del carácter de Gage, el paciente más famoso de la neurología.

Damasio (Lisboa, 1944) es el neurocientífico que más ha revolucionado el estudio de la base cerebral de las emociones en los últimos treinta años. Podría decirse que es uno de los neurocientíficos más globales en un mundo globalizado, con una formación humanística de la que se enorgullece. Siente devoción por Espinoza y Descartes, grandes pensadores enfrentados –el primero afirmó que la materia era divina en sí, mientras que el segundo inventó el dualismo entre cuerpo y alma–, y admira a Shakespeare. El cerebro humano es un misterio dentro de otro, formado por 100.000 millones de neuronas, y Damasio piensa, a diferencia de muchos de sus colegas, que siempre ha sido el bosque, y no los árboles, lo que cuenta. Hay algo en la dignidad de los seres vivos y en el hombre que le impide pensar que somos, en última instancia, el resultado de un conjunto de reacciones bioquímicas entre neuronas por muy sofisticadas que estas sean. El cerebro, dice, es más que la suma de todas las partes, un espejo que no solo refleja nuestra individualidad; en él cabe una sociedad o hasta la entera humanidad. Son conclusiones a las que Damasio ha llegado después de convertirse en el pionero más importante del siglo XX en la investigación emocional. "Una gran parte de mi trabajo ha sido convertir el estudio de los sentimientos en algo científico que nos permita comprender mejor el comportamiento humano", explica.

Hace poco menos de un cuarto de siglo, cuando la investigación del cerebro estaba sumergida en el racionalismo más absoluto, estudiar científicamente un sentimiento –la propuesta de Damasio– podía levantar más de una sonrisa educada. Ahora, las emociones y su base cerebral atraen simposios e investigadores como un imán. El prestigioso investigador Kerry Ressler, del Instituto Médico Howard Hughes, en Maryland (Estados Unidos), no duda en calificar a Damasio como "un líder que recoge la imagen global en neurociencia para permitirnos comprender cómo surgen las funciones más complejas", según relata a El País Semanal por correo electrónico.

Damasio habla bajo, con suavidad. No parece alguien dado a enfadarse, pero no hay que confiarse. El día amanece cubierto por nubarrones que amenazan tormenta. Damasio ha acudido a Barcelona para presentar su último libro, Y el cerebro creó al hombre (Destino). Salta a la vista que las entrevistas promocionales le cansan, pero tras deslizarnos felizmente por nuestra primera hora de conversación, trato de averiguar qué cosas le irritan. Al fin y al cabo, sentirse molesto por algo es una de las emociones humanas más comunes. "Hay pocas cosas. Cenar en un restaurante y que a alguien le suene el teléfono móvil cerca, el sonido. La gente usa cada vez más los móviles, y parecen idiotas hablando consigo mismos mientras caminan en la calle. Es algo tan innecesario… hace diez años, la gente no los tenía y vivía felizmente. Lo hacemos simplemente porque disponemos del aparatito. Hay compañías que están haciendo un montón de dinero. Y la cosa va a peor. Algunas aerolíneas ya permiten el uso de teléfonos celulares en los aviones. Estás volando, y en el aire, además de soportar el ruido de los motores, tienes que oír a la gente discutiendo con su suegra sobre los problemas con los hijos".

La cháchara es lo que más disgusta a uno de los maestros de las emociones humanas, que ha trasladado su estudio desde el ámbito filosófico –una tradición de siglos– a la neurociencia, mostrando cómo nos emocionamos en las pantallas de los escáneres, y rastreando los circuitos cerebrales que hay detrás. Fue precisamente el estudio de las lesiones neurológicas y la forma en la que afectan al comportamiento en los pacientes –entre ellas, la pérdida del lenguaje por daños en el lóbulo temporal izquierdo, algo que observó el científico Paul Broca ocho años después de la muerte de Gage– lo que llevó a Damasio y a su esposa, Hanna, a construir sistemáticamente una base de datos de enfermos a finales de los años setenta en la Universidad de Iowa. "Necesitábamos un método para adquirir información. Uno de ellos era el estudio de las lesiones neurológicas en los pacientes". Posteriormente, en las dos décadas siguientes, y con las nuevas técnicas de imagen cerebral –el escáner de emisión de positrones o la resonancia magnética funcional, fabulosas ventanas al cerebro en pleno funcionamiento–, Damasio y su mujer pudieron rastrear los cerebros de voluntarios sanos y establecer comparaciones, investigando el lenguaje, la memoria, la percepción visual, y cómo se comportaba el cerebro cuando tenía que tomar una decisión. Fue aquí cuando descubrieron la tremenda importancia de las emociones.

¿Como ocurrió? Había un enfermo en particular que de forma muy ostensible tomaba decisiones muy equivocadas después de sufrir un daño en el lóbulo frontal. Pero era muy inteligente, tenía muchos conocimientos. Su memoria y lenguaje eran normales. Excepto que sus emocionesno eran normales. Así que eso me dio la idea de que esas emociones anómalas podían jugar un papel en sus decisiones.

¿De qué forma se comportaba ese enfermo? Hablabas con él y notabas que era muy inteligente. Pero fuera de la conversación hacía locuras, como invertir su dinero en negocios que obviamente se iban a derrumbar, o relacionarse de manera muy extraña con su esposa. Cuando le tocaba actuar en la vida real, tomaba la decisión equivocada. Lo que es fácil para nosotros le llevaba una eternidad. No sentía ese pálpito que te dice: "me gusta". Vas a un restaurante, lo ves y piensas: de acuerdo. Ese paciente y otros muchos no lo veían así. Se pierden en preguntas como ¿es un buen menú? ¿Está bien de precio? ¿Es buena la relación entre el menú y el precio? ¿Está muy lejos el restaurante? ¿Está lleno? ¿Vacío? ¿Por qué está vacío? Si lo está, es bueno porque siempre tienes sitio. Pero si está vacío, es porque el restaurante no es bueno… es un proceso interminable de discusión. Sus daños se localizaban en una región llamada corteza prefrontal ventral medial, el lugar donde las emociones y el proceso intelectual interactúan.

Usted ha hecho trizas el cliché de que para tomar las decisiones adecuadas hay que dejar las emociones a un lado. La lógica del doctor Spock en la serie 'Star trek'. Si tengo que despedir a alguien, hay que ser frío. O en una decisión de negocio, cuidado con lo que sientes. Que no te afecte. En los negocios necesitas de las emociones para tomar las decisiones adecuadas. Si tienes que despedir a empleados, sabes cuál es la lógica y la emoción que te impulsa a hacerlo, y que en el momento no puedes ser un sentimental. Son procesos emocionales e intelectuales. Es cierto que hay determinadas emociones que conviene ocultar. En la Bolsa, cada cierto tiempo hay un crash bursátil, un exceso de miedo que hace que te retires del mercado. Y no es inteligente. Si eres menos miedoso y aguantas, te vas a beneficiar cuando el mercado se recupere. Si controlas el miedo, puedes tomar decisiones ventajosas. Pero si no sientes miedo, no hay forma de saber cuándo parar. Y quizá llegue un momento en el que tengas que retirarte del mercado,pero no tendrás esa posibilidad. No es cierto que lo mejor sea no sentir nada. Pero hay ciertas emociones que a corto plazo es mejor no tener, como exceso de miedo.

De acuerdo. ¿Podemos educar nuestra respuesta emocional aunque surja de manera visceral? Hasta cierto punto, sí. No puedes aprender a emocionarte, a estar triste, alegre, compasivo, todo eso ya está en el cerebro. Pero el grado en el que esas emociones se expresan puede educarse, aprender a modularlas.


Ponga un ejemplo. Si tienes miedo a volar, puedes ir a una escuela que tenga un simulador de vuelo en el que te expongas a las turbulencias, a los despegues y aterrizajes...y si comprendes lo que sucede, aprendes a desensibilizar estas emociones hasta un cierto punto.


Si podemos modular nuestra respuesta emocional, ¿cree que es un logro que nos distingue de los animales? Definitivamente. Hay animales muy inteligentes que no pueden modular sus emociones. La modulación de las emociones humanas es producto de la cultura. Es una consecuencia de la conciencia. Un buen ejemplo es la violencia. En la sociedad occidental, ahora somos menos violentos que hace sesenta años o que cinco siglos. El control de la violencia es el resultado de la modulación de las emociones.


En el mundo hay decenas de conflictos armados y las noticias nos inundan con violencia. Sí. Pero no hay duda de que había más violencia en los tiempos de Enrique VIII que hoy día. Y nuestra tolerancia a la violencia va cayendo. En todos los países occidentales, la violencia doméstica se aceptaba, pero ahora no se tolera. En términos de orientación sexual o de raza, se intenta aceptar a gente diferente del resto. Es un fenómeno cultural, pero requiere de un control emocional. Lo diferente siempre crea agresión, pero puedes controlarla.


Usted ha comentado que esa autorregulación de la sociedad imita el trabajo que hace el cerebro para conservarnos vivos. Lo llama homeostasis cultural. Hay dos niveles. Uno regula los latidos del corazón, la circulación de la sangre, la presión sanguínea, las defensas, la digestión, el sistema hormonal… y no podemos interferir. La homeostasis nos aleja de estar muy calientes o muy fríos. Nos proporciona la sensación de hambre, por lo que dentro de poco tendremos ganas de almorzar en vez de charlar, o sed. Está dada por los genes. Nuestra conciencia no tiene nada que ver. La otra homeostasis es social, nos permite tener justicia, prosperidad, economía, partidos políticos, medicina y tecnología. Sin conciencia, nunca podríamos haber creado la homeostasis social. No tendríamos cultura. Para ello necesitas saber. Y ser consciente. La conciencia nos permite saber, y en su mayor extremo nos da la cultura, que nos mejora como seres humanos. Y todo depende de ciertas partes del cerebro trabajando en conjunto. Algunas están en la corteza cerebral, otras se encuentran debajo de ella.

El cerebro esconde celosamente sus misterios. Cuando se alteran los circuitos que controlan el movimiento, surgen los temblores del Parkinson. Si las memorias se destruyen catastróficamente, el mal de Alzheimer termina borrando la personalidad. La depresión nos hunde y no sabemos por qué, pero hay una causa en el cerebro. La esquizofrenia, donde los sueños se convierten en delirios que invaden lo cotidiano, es una realidad creada por el cerebro. Hay también un cerebro vicioso que busca el placer y vibra con la recompensa, cuyo estudio descubre por qué una persona enganchada a las drogas "no puede controlar el impulso de tomarlas incluso cuando confiesa que ya no producen placer", en palabras que Nora Volkow, del Instituto Nacional de Abuso de Drogas de Estados Unidos, declaró en el programa del periodista norteamericano Charlie Rose.

Un cerebro en cuya corteza aparecen milimétricamente representados los mapas de los sentidos. Y un cerebro que, convenientemente excitado, rescata lo que creíamos olvidado. A mediados del pasado siglo, el neurólogo Wilder Penfield quedó asombrado cuando, al estimular una zona del lóbulo temporal de uno de sus pacientes epilépticos, evocó en su cabeza la canción que su madre le cantaba por Navidad. También está el cerebro agresivo. En un estudio mucho más reciente sobre adolescentes, el psicólogo Nicholas Allen, de la Universidad de Melbourne, en Australia, descubrió que los muchachos que discutían con mucha más vehemencia con sus padres en sesiones controladas poseían amígdalas inequívocamente más grandes según el escáner (las amígdalas son estructuras en forma de almendra y están situadas bajo el córtex). Hay un cerebro intelectual. "De las partes del cerebro que comprendemos, la del lenguaje complejo, que nos permite funcionar a un nivel social más alto y transmitir habilidades y educación, es la que más nos diferencia como humanos", opina Kerry Ressler. Y un cerebro moral, donde caben sentimientos de compasión, admiración y vergüenza. "Los mandamientos no están esculpidos en piedra, con referencia a las tablas de la ley de Moisés, sino en la masa gelatinosa que es el cerebro", asegura el profesor Francisco Rubia, director del Instituto Multidisciplinar de la Universidad Complutense y miembro de la Real Academia de Medicina. La moral y las emociones aparecen relacionadas. Y Rubia señala su probable geografía, la corteza cerebral ventromedial de la región prefrontal, es decir, el vientre medio de nuestra frente.

Las emociones y la razón forman una alianza. Damasio y sus colegas examinaron las respuestas de seis personas en cuyos escáneres cerebrales aparecían daños en estas regiones del cerebro por culpa de un tumor o un derrame. ¿Sería usted capaz de arrojar a alguien por la borda para salvarse a sí mismo o a los demás? ¿Sacrificaría a un inocente, un rehén, con tal de salvar su vida o la de otros? ¿Cuál sería su reacción? La idea de matar a un inocente causa repugnancia. Pero esas seis personas no sentían compasión, de acuerdo con el análisis de sus respuestas, según recoge el estudio que publicó Nature hace unos tres años. Estaban liberados de cualquier influencia emocional a la hora de tomar una decisión racional.

Damasio asegura que, en condiciones normales, los seres humanos tenemos dos formas de funcionar: o estamos conectados en línea y nos emocionamos por lo que vemos y oímos en el momento, o bien desconectados (off line) cuando rescatamos un recuerdo y colocamos entonces esa memoria en posición de encendido junto con la emoción asociada. Al acordarnos de la muerte de un ser querido, el recuerdo trae el dolor. Para entender cómo operan estos dos modos, le propongo un juego. ¿Qué me sucedería si, mientras charlamos, alguien liberase encima de la mesa que nos separa una mamba negra, la serpiente más venenosa de África? "Tu cerebro percibe el objeto que va a causar la emoción. Es un objeto competentemente emocional, y va a producir de manera automática, y sin interferencias de tu propia conciencia, una serie de reacciones. Vas a cambiar de postura, a alarmarte, a experimentar cambios en el rostro. El ritmo de tu corazón se acelera. Hay cambios en tus vísceras. Tu piel palidece. O te quedas paralizado, o corres. Dependerá de las circunstancias. En tu riego sanguíneo se bombea cortisol para que movilices una gran cantidad de energía y correr. El cerebro lo hace de forma automática, no puedes interferir. Y te das cuenta de qué ocurre al quedarte de piedra o correr por el miedo a esa serpiente. Todo sucede con mucha rapidez, en menos de un centenar de milésimas de segundo".


Por eso no se puede predecir si uno saldrá de estampida o no. Correcto. Si fueras un soldado con entrenamiento de combate, sería más fácil que elijas quedarte quieto o escapar. Has educado el sistema para lo uno o lo otro. Francamente, si tuviéramos aquí una serpiente, no tengo ni idea de lo que me ocurriría. Nunca he tenido la experiencia, no sé si me quedaría quieto o no. ¡Espero salir corriendo!

¿Se ha encontrado alguna vez en una situación muy peligrosa? En una ocasión, en un avión que pensé que se iba a estrellar. Fue hace treinta años. Estaba atado a mi asiento y muy asustado. Pero no podía hacer nada, con mi cinturón de seguridad abrochado, y el avión haciendo todas esas cosas tan divertidas… todo el mundo estaba convencido de que se estrellaría.

En su libro insiste en diferenciar lo que es una emoción de un sentimiento. La emoción es un programa de acciones. El sistema nervioso humano, o cualquier sistema nervioso, se involucra en una serie de acciones para protegerse. Bien mediante la defensa frente a la amenaza, o proporcionando una oportunidad para alimentarse o para el sexo. Evita la muerte y hace cosas beneficiosas. Luego está la lectura de esa acción. Cuando percibes lo que está sucediendo en tu cuerpo, cuando tienes esa emoción, entonces surge el sentimiento. Emocionar es actuar. Sentir es percibir. Ambas cosas están relacionadas. Una emoción en líneas generales es un sentimiento, pero se refiere a la acción, mientras que el sentimiento es la percepción de esa acción.


¿Existe algún lugar dentro de la geografía de nuestro cerebro que nos diga si tenemos madera de héroe o de villano? Bueno, eso sería ciencia-ficción. Es demasiado complejo. Hay partes del cerebro que procesan aspectos de las emociones de forma muy automática, y otras en las que percibes lo que te está pasando. Y luego están todos los conocimientos que has adquirido, nuestra conversación, que no va por los sistemas automáticos. Tenemos toda una cultura construida. Usted y yo tenemos algunas ideas sobre lo que debe ser un héroe o un cobarde. Y sabes cómo usar ese conocimiento para, o bien dominar tu comportamiento y decidir algo independiente del mecanismo automático, o simplemente pensar que no quieres ser un héroe y me voy a quedar quieto para salvar la vida. Todas estas cosas se piensan a posteriori. Lo que le digo a mis lectores es que uno no puede entender la conciencia en base a una sola situación. El comportamiento humano está organizado en capas. Cuando hacemos algo, o alguien nos hace algo, cada capa suscita una reacción, algunas de las que somos conscientes y otras no. Es una cadena de respuestas y críticas.


¿En qué lugar de nuestro cerebro se hace una lectura de todas estas emociones? Hace unos veinte años propuse un lugar, la ínsula o corteza insular (una estructura situada debajo de la fisura que separa el lóbulo frontal y temporal), que hoy es una de las más observadas. La ínsula elabora un retrato de cualquier emoción que asalta al cuerpo. Otra más reciente, de la que no se ha hablado mucho, es el tallo cerebral. Es ahí donde se elaboran los retratos de los sentimientos más primarios. Y todo lo que allí sucede es redibujado en la corteza cerebral.


¿Cómo definiría la conciencia? Es lo que le permite a uno darse cuenta de sí mismo y de los demás. Depende de la mente y del proceso consciente. Es muy importante y complejo en los seres humanos. Implica al lenguaje, a la memoria.


¿Se puede hablar de una geografía de la conciencia? Esa sugerencia me gusta mucho. Incluso me la planteé para titular el libro. Si destruyes la parte posterior del tallo cerebral en humanos, destruyes la conciencia. Entras en un estado vegetativo del que quizá nunca te recuperes. Es una parte muy importante del cerebro que genera conciencia. Si pierdes algunas partes del encéfalo, o ciertas partes de la corteza cerebral, como la corteza media posterior, vas a perder la conciencia. Son partes muy importantes para construir el sentimiento de sí mismo, de ser consciente, del Yo autobiográfico.


¿Y de la moral? El avergonzarse, la admiración, o la culpa. Todos se localizan en el córtex prefrontal. Sentimientos como la compasión o la admiración, conectados con el tronco cerebral, producen ese tipo de emociones.

Damasio investiga ahora en la Universidad de California del Sur en Los Ángeles (Estados Unidos) junto con su mujer, Hanna, a la que conoció cuando cursaba sus estudios en Portugal. En el campus de la Universidad se alza, desde 2006, el Instituto del Cerebro y Creatividad (en inglés, Brain and Creativity Institute), donde, armado de la tecnología más sofisticada para visualizar el cerebro en pleno funcionamiento, se intentan ubicar el procesamiento de las emociones y demás funciones. Muchos quisieron ver en el cerebro una computadora húmeda, desde los años de los pioneros de la inteligencia artificial (IA) como Marvin Minsky, en los años cincuenta. Roboticistas como Hans Moravec siguen apostando por máquinas emocionales que superarán algún día al cerebro humano. Para Ressler, la analogía con el ordenador es "limitada, aunque razonable. Hay similitud en cómo almacenamos los recuerdos y cómo se memorizan en una computadora. A nivel molecular, ambos usan un proceso físico". Por supuesto, hay diferencias en la forma en que se comunican las neuronas y cómo piensan los procesadores de silicio. Para el profesor Rubia, "es probable que podamos replicar algún día el cerebro del hombre en una máquina, no hay que ponerle puertas al campo". Pero los obstáculos no son poca cosa: simular las emociones y cómo estas influyen en el pensamiento racional, algo que "aún no conocemos bien", y diseñar una máquina capaz de cambiar sus conexiones con la experiencia, al igual que las redes de neuronas se reorganizan con el tiempo. Damasio, en cambio, se muestra más escéptico. "Si me preguntas si el cerebro hace cálculos, te diré que sí. Pero ¿es como un ordenador digital? No". Ni en su construcción, ni en la forma en que funcionan, asegura. Hay demasiadas diferencias. La prueba definitiva, de inclinarse uno por la inteligencia artificial, sería la construcción de máquinas en el futuro capaces de creer en un dios. Al fin y al cabo, ¿no es la experiencia religiosa una cuestión puramente cerebral?, le pregunto a Damasio.

¿Cómo explicar el hecho de que el 93% de la humanidad tenga alguna creencia? La construcción de las religiones es uno de los actos creativos más importantes de los seres humanos, como respuesta a situaciones de sufrimiento y dolor, para obtener alivio, y para explicar el universo como una creación hermosa. No es sorprendente que haya tanta gente religiosa. Y para un científico es perfectamente posible sentirse de esa manera. El científico acude a la ciencia y tecnología para explicar el mundo, no a la fe. Pero no son cuestiones excluyentes. No se trata de decir que, si eres religioso, es porque no sabes, y por tanto no deberías serlo. Conozco científicos muy buenos y creyentes. Son mundos perfectamente compatibles.


¿Quizá porque la religión y la ciencia son actos creativos del cerebro? Sin duda. Y a pesar de ello es posible convivir con los dos. No digo que crea en ambos. Francis Collins es uno de los líderes del Proyecto Genoma y director de los Institutos Nacionales de la Salud en Estados Unidos. Dirige la agencia federal para la investigación en biotecnología. Trabaja en los genes y es un gran creyente, asiste a misa y escribe libros sobre su vida como genético y creyente en Dios.


Einstein solía decir que los ateos fanáticos son incapaces de oír la música de las esferas. ¿Era alguien emocional? Sí, y practicaba la música, tocaba el violín. Solía explicar que, en su trabajo teórico, cuando se enfrentaba a un problema que necesitaba resolver, lo hacía en términos de éxtasis al sentir si algo era correcto o no. O si algo resultaba hermoso, como una ecuación.


A usted le encanta releer a Shakespeare. ¿Por qué? Era alguien que estaba increíblemente alerta a las emociones e incluso a la conciencia. Es el escritor que proporciona una visión más directa del Yo autobiográfico. En los soliloquios de Hamlet, cuando habla de sí mismo, sus dudas, cómo se enfrenta a la situación de la muerte de su padre y el matrimonio de su madre con su tío, desvela la parte de uno mismo relacionada con tu propia historia, tus felicidades y penas, los hechos que forman parte de tu biografía, dónde naciste, y de quién.